viernes, 2 de marzo de 2012

Los GALLINAZOS SIN PLUMAS


I. INTRODUCCIÓN
Estudiar a la persona es complicado, pero, a la vez, una tarea que sólo compete al hombre. Ante esta perspectiva surge el interrogante sobre ¿qué es la persona, cómo está constituida y desde qué aspectos podemos estudiarla? Es una pregunta compleja que intentaré responder, tomando como referencia el libro “Los gallinazos sin plumas” de Julio Ramón Ribeyro (1955).

Desarrollaré el tema “La dinámica existencial de la persona”, abordando las siguientes perspectivas: la dinámica humana, en la que me detendré para hablar de la persona como un proyecto existencial en el tiempo, teniendo en cuenta la visión que presenta a la persona como creadora de la cultura y como un ser para la muerte (Heidegger); la de una pasión inútil (Sartre) y la de un ser para la eternidad (San Agustín). En seguida estudiaremos a la persona como relación: con los otros y con la naturaleza. Finalmente, culminaremos analizando las situaciones límites por las que el hombre pasa durante su existencia y la perspectiva de Ribeyro con relación al hombre. Dentro de esta propuesta, desarrollamos, aunque no de forma exhaustiva, algunos aspectos de la persona humana: biológicos, culturales, psicológicos, religiosos y políticos.

Estudio el referido tema porque me interesa entender, de manera amplia y holística, la existencia de la persona humana. El texto “Los gallinazos sin plumas” de Julio Ramón Ribeyro contiene aportes muy útiles.

II. LA DINÁMICA EXISTENCIAL DE LA PERSONA: la dinámica humana
1. La persona, un proyecto existencial en el tiempo
Los seres humanos somos considerados personas desde el momento de la concepción. Pero en ese momento todavía no somos seres íntegros, aún no hemos desarrollado toda nuestra naturaleza (sistemas biológicos y psicológicos, aspectos sociales, culturales, religiosos y políticos). En todo caso, ahí empieza nuestra formación, desarrollo e integración. Estas tres consideraciones, inicialmente, las llevamos a cabo integrados a otra persona: nuestra madre (en los casos normales). En el vientre materno experimentamos los estímulos externos; también sentimos y nos emocionamos, realizamos movimientos físicos, etc.

Por otro lado, partiendo de nuestra experiencia, nos damos cuenta de que la realización de las personas se da en el transcurrir del tiempo. De aquí que sólo podemos dar testimonio de ellas a partir de su existencia en la historia. Es decir, de lo que ellas han sido durante el tiempo de su vida.

Al respecto, el filósofo y religioso jesuita Teilhard de Chardin (francés), manifiesta que el hombre es un ser en realización interminable. Primero desarrolla sus sistemas básicos o biológicos, luego los superiores o psicológicos. Sólo de este modo será un ser realizado y capaz de llevar adelante su sobrevivencia. En el transcurrir de la historia éste se convierte en el personaje central del acontecer del mundo, se vuelve su guía. Es decir, el hombre es el hacedor y conductor de la historia. A donde él se dirija, allí irá todo lo que existe en el mundo. Esto es lo más hermoso y sólo lo realiza el hombre, justamente porque es el único ser capacitado. Sin embargo, es una responsabilidad muy delicada que merece desarrollarla a conciencia de lo contrario, lo que el hombre construya, será su propia destrucción.

Teilhard también hace referencia a los aspectos religioso, social y político a los que el hombre está destinado a crear y vivir desde el primer momento de su vida. Estos aspectos merecen desarrollarse al máximo. Pero como el hombre no lo puede hacer posible estando en la soledad, éste crea un ámbito social, conformado por hombres y todo ser existente: pueblo, ciudad, estado, país, comunidades internacionales. Allí los inicia y potencializa. En el mismo, para garantizar una sana convivencia y estando todos de acuerdo, crea ciertos parámetros o reglas a las cuales todos deben responder, como también responsables de hacer cumplir lo pactado. En caso de ser transgredidas, los agresores, conscientemente, deben responder a lo que los demás decidan.

Pero, ¿cómo el hombre es capaz de organizar una sociedad y sus parámetros rectores?, ¿cómo éste se dispone a la religiosidad y política? Al respecto, Teilhard contesta que es posible gracias al desarrollo de todas las potencialidades dotadas por Dios. Luego, su apertura al ser superior se da gracias a que, el hombre, después de haber desarrollado su condición biológica, se encamina por la búsqueda del sentido de su existencia y la de todo lo que le rodea. En esta búsqueda se encuentra con realidades cada vez más complejas (misteriosas), difíciles de entender y lograr. Después de intentarlo por largo tiempo, la Gracia del ser superior (Dios) lo socorre, haciendo posible un mínimo contacto que luego, si éste cree y se aferra a la misma, lo logra por completo, en lo que llamamos la Gloria de Dios o vida eterna. Este anhelo hace que la persona no pierda la noción de su vida, que viva en plenitud (manteniendo buenas relaciones con todo lo existente a su alrededor) y buscando cada vez más la forma de alcanzar el encuentro con su Creador.

2. La persona, creadora de la cultura
La persona es un ser que se realiza en el tiempo. En ese tiempo edifica, reconstruye y destruye muchas cosas. Todos los acontecimientos, de construcción y destrucción, es lo que se llama cultura. Es decir, los estilos de vida, la educación, el deporte, la música, la literatura, la vestimenta, la comida, la comunicación (en sus distintas formas y niveles), la información, los valores, los pueblos, estados, países, comunidades internacionales, la política, el estilo de religión, el hombre mismo y todo lo que le rodea.

De lo anterior, la cultura no se reduce a ser un mero conjunto de informaciones, tal como algunos pretenden defender. Por el contrario, es un conjunto de acontecimientos, de los cuales la información es sólo una parte pequeña. Con esta perspectiva el hombre puede abrirse al futuro. Si aceptamos que la cultura es sólo un conjunto de informaciones (adquiridas a través del lenguaje), estaríamos negando la posibilidad de los valores, en cuanto a su abstracción y vivencia; la música, en tanto que sea sonido; la comida y la vestimenta, en cuanto a sus naturalezas materiales; entre otros. Por consiguiente, la cultura es todo lo que hace el hombre en el tiempo: la historia.

3. El hombre, ¿un ser para la muerte?, ¿una pasión inútil?, o ¿un ser para la eternidad?
El filósofo alemán, Martín Heidegger (s. XIX - XX), ponía en cuestión la condición del hombre. Lo concebía como un ser que había sido formado contrariamente a su voluntad. Es decir, desde el principio, el hombre no elige ser él, no elige cómo debe ser su concepción, cómo debe nacer o formarse durante sus años de dependencia, ni el espacio y tiempo de su aparición. Si es un ser condicionado, es un ser que se encamina hacia la perdición (muerte). Con esta perspectiva, Heidegger recalca la libertad de cada hombre por elegir quién, cómo y para qué ser. Sin embargo, niega la condición de quienes lo procrean. Y por lo mismo, no hay lugar para su existencia, dado que antes de nacer cada hombre debe existir para elegir su condición próxima (cosa imposible).

En sintonía con la visión de Heidegger, el filósofo francés Jean-Paul Sartre concibe al hombre como “una pasión inútil” que, a pesar de poder cambiar su realidad, éste se encuentra condicionado, a tal punto que nada puede hacer para  frenar los malos acontecimientos.

Desde una perspectiva más realista, consideramos que es indudable que cada hombre, en un determinado momento, deje de existir y que su proceso de desarrollo e inserción en el mundo se ven afectados por el fenómeno denominado “muerte”. Y aunque no todos queremos que llegue ese momento, bien sabemos que llegará.

Por otro lado, sabemos que toda persona se dedica a vivir cabalmente y en simultáneo se siente contento de hacerlo. Pero, a pesar de sentirse contento éste se irá dando cuenta de que va envejeciendo y su depresión será inminente. Aquí es donde la necesidad del haber comprendido y aceptado la naturaleza de la vida sale a flote, por lo que su actuar debe ser inmediato.

El valor más alto que el hombre puede alcanzar en la tierra es la felicidad. Igualmente debe ser consciente de que está constituido de materia corruptible, lo que significa que es un ser acabable y que algún día dejará de existir. Como ejemplo de esto en los gallinazos sin plumas vemos que el abuelo trata perversamente a sus nietos sin ser consciente de que no es un ser eterno o de que no siempre permanecerá con suficientes fuerzas para dominarlos.

Los tipos de muerte son distintos, se diferencian de acuerdo al espacio y el tiempo, como también a la condición biológico-espiritual de cada individuo. Podemos perder la vida a causa de enfermedades, por suicidio o por distintos accidentes. No podemos detener esta realidad, pero sí podemos hacer que sea menos desgraciadas. Por ejemplo para no morir de hambre podemos alimentarnos; para no morir de enfermedad podemos prevenirla, etc.

En el caso de los cristianos, la muerte es una realidad que tiene que darse en cualquier momento. Pero las esperanzas no se terminan, puesto que Dios ofrece la vida eterna. De aquí que todos deben vivir una vida en sintonía con la de Jesucristo. Esta perspectiva evangélica la asumió el filósofo y teólogo San Agustín y la patenta como “el hombre, un ser para la eternidad”.

III. LA PERSONA COMO RELACIÓN: relación con los otros y con la naturaleza
El hombre, entendido como persona, es un ser que necesariamente necesita y busca relacionarse con los de su misma especie y con todo lo que le rodea. Si el hombre no entabla relaciones con el mundo, estaría condenado a morir como un ser inerte y su existencia no tendría sentido.

Gracias a las relaciones humanas y con el mundo circundante, la historia-cultura es posible. En común asociación los proyectos se hacen realidad. A partir de grupos, el hombre organiza y busca ciertos valores, aquellos que lo hacen feliz o antivalores que lo hacen infeliz por todo el resto de su vida. En las auténticas relaciones se desarrolla la libertad y todas las potencialidades de las personas.

En sociedad han surgido grandes grupos de cambio político y desarrollo de los estados. Uno de ellos es el de la ilustración del siglo XVIII, que por su excelente planteamiento hasta el día de hoy siguen vigentes sus ideales, por ejemplo la igualdad ante la ley para todos los hombres.

También, en sociedad y en la vida individual, las situaciones límite se presentan en distintos momentos y espacios. Muchas de éstas son provechosas, dado que aportan algo para la plena realización del hombre; por ejemplo los más altos logros. Se dan otras que no son provechosas, puesto que ponen en riesgo la vida de cada ser humano: la enfermedad, etc.

Es sabio que el hombre sepa conducirse por sí mismo, de lo contrario, que pida ayuda a los demás (aquí se pone de manifiesto las buenas relaciones). En el caso de los cristianos, la mejor ayuda la encontramos en Dios, y a él acudimos.

IV. LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS Y LA VISIÓN DEL HOMBRE
Los gallinazos sin plumas es una obra que normalmente se ubica dentro del contexto político, pero nosotros lo hemos incluido en nuestro estudio para darle una mirada humana. En esta obra, Julio Ramón Ribeyro presenta al hombre como un ser mísero, abatido por las preocupaciones materiales exteriores y que es capaz de descuidar su vida y la de sus familiares.

Don Santos, el abuelo de Efraín y Enrique, es el personaje inquieto por las riquezas y pasiones de la vida. Olvida que tiene unos nietos también humanos como el resto de personas que habitan el mundo. Por eso les obliga a salir todas las mañanas para traer comida para su cerdo pascual. Después de un tiempo de maltrato, Efraín (uno de los nietos) logra acabar con el abuelo. Sin duda, el ejemplo de la muerte como fin de Don Santos no es la más propicia, sin embargo, muestra la realidad tal como es: cuando el hombre decide acabar con el mal que tanto le agobia y es causa de su perdición, lo hace para siempre.

La perspectiva de Julio Ramón Ribeyro es clara, muestra al hombre como un ser no acabado. Éste se realiza durante su vida, que muchas veces no es tan favorable. Además, muestra al hombre como un ser que, a pesar de todas sus ataduras, si se decide, logra liberarse para siempre. Ese liberarse es la toma de su libertad y realización plena.

Por otro lado, a partir de los gallinazos sin plumas, Ribeyro también muestra otra realidad muy cierta, ésta es la explotación que muchos cometen contra los débiles, desposeídos y olvidados por la sociedad. A ellos las leyes no les favorecen, las autoridades poco se interesan de sus casos y el resto de la gente les muestra indiferencia.

La indiferencia mata a la persona, dado que ésta no es percibida por los demás. Es decir, nadie la toma en cuenta, le hace sentir que no existe, que nadie la ve, y si nadie la ve, nada es en este mundo, su existencia es vana.

Por consiguiente, ante la realidad expuesta en la obra de Ribeyro, nos queda por tomar una posición distinta. Tenemos que ser hombres y mujeres insertos en el mundo que nos toca vivir. No hay porqué mostrar indiferencia a los demás, tenemos que responsabilizarnos de nuestra historia, del mundo. De nosotros depende que la cultura humana se desarrolle equilibradamente.

BIBLIOGRAFÍA
- RIBEYRO, Julio Ramón. Cuentos populares. Lima (1986), Municipalidad de Lima Metropolitana; pp. 129 - 142.

viernes, 7 de mayo de 2010

P. GUSTAVO GUTIÉRREZ MERINO, reportaje

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No hay historia sin el HOMBRE
GUSTAVO GUTIÉRREZ: padre y teólogo de los nuestros

El siglo XX es un tiempo especial para nuestra historia, en ella se han gestado y desarrollado numerosos acontecimientos, muy importantes para el cristianismo y sociedad en general. También, en este siglo nacieron, crecieron y se formaron grandes personajes, que con su pensamiento y testimonio de vida forjaron una sociedad y un Pueblo de Dios coherentes a su estilo de vida y contexto social, cultural, religioso y político de su tiempo.

En este contexto localizamos a GUSTAVO GUTIÉRREZ, gran Presbítero y Teólogo peruano que nació en Lima el 8 de junio de 1928, hijo del Sr. Gustavo Gutiérrez y la Sra. Raquel Merino. Estudió medicina y letras en el Perú. La teología lo realizó en varias universidades de Europa (Bélgica y Francia). Tuvo entre sus profesores a Ives Congar. Mantuvo contacto con grandiosos teólogos modernos, como Karl Ranher, Hans Kung y Jean Baptista Metz. Es experto en teología, se mueve con toda facilidad en los campos de las ciencias sociales (sociología y política), ha estudiado medicina, es especialista en letras, trata con erudición los temas de psicología, sicoanálisis y filosofía. Ha recibido miles de títulos, premios y condecoraciones por su aporte a las ciencias y a la cultura. [Le encanta enseñar, es una de sus mejores pasiones].

Su vocación por el sacerdocio ministerial se despertó poco a poco con el llamado que Dios le hiciere, como él mismo nos lo cuenta: Yo era un laico de grupos cristianos, trabajaba en mi parroquia de Barranco y también en la universidad. Asistía a reuniones y retiros. Entonces, poco a poco iba pensando en esa posibilidad de ser sacerdote. Más tarde volví a pensar en este servicio, porque en realidad así lo es. Me era difícil tomar la decisión, ya que me gustaba mucho mi carrera (medicina). Durante tres años lo discerní (conversando con mi director espiritual). Al final decidí responder con un sí... Este proceso se dio con toda naturalidad, aunque la gracia de Dios siempre estuvo de por medio.

Mientras progresaba su asociación con los grupos y la opción por el orden sagrado encontraba suelo firme, su inclinación hacia la teología no se hizo esperar: A mí, desde niño, me gustaba el estudio... en los grupos cristianos empecé a trabajar teología. Recuerdo a un sacerdote, Gerardo Alarco (primer decano de la Facultad de Educación de la PUCP), tenía una formación teológica muy interesante. Escucharlo me ayudó bastante. Empecé a leer a autores, y sólo más tarde estudié teología sistemática.

Después de haber sido ordenado presbítero (1959), en sus primeros años de trabajo pastoral, desarrolló la Teología de la Liberación (hoy en día desarrollada en varios países del mundo): En los años 60, América Latina era una lluvia de ideas. Fue el encuentro con la situación de pobreza que motivó el origen de la reflexión teológica, o Teología de la Liberación, que dio después como resultado la fórmula ya conocida como “la opción preferencial por los pobres”, que es el 90% del contenido de la Teología de la Liberación.

[Opción preferencial por los pobres: leyendo el Evangelio, por ejemplo, me doy cuenta de que los pobres eran los primeros para Jesús. No los únicos. Por eso es que cuando decimos opción preferencial por los pobres, decimos que Dios ama primero a los pobres, aunque él ama a todas las personas –eso bien lo sabemos-, sean pobres o no. Y cuando uno habla de “primero” quiere decir que también considera segundo y tercero, sino no diría “primero”].

A raíz del desarrollo y difusión de dicha teología, muchos, cristianos y no cristianos, cuestionaron su obra y su condición de creyente, al cual, entre varias respuestas, declaró: “Fui cristiano mucho antes que la Teología de la Liberación y lo seguiré siendo después que ella”. Hoy argumenta: Mi fe no depende de una teología. Con esto yo no quiero disminuir el valor de la teología. Pero, tampoco puedo decir que la teología es lo que me hace a mí creer en Jesucristo, sino más bien, es lo que me hace comprender el don de la fe, el mensaje bíblico, entre otros aspectos. La teología no me reemplaza la fe, puesto que ambas son cosas distintas. Hay gente que es muy buena y cristiana, por ejemplo. Y lo son sin hablar de la Teología de la Liberación. Además, yo creo que en el ambiente de América Latina esta perspectiva es muy rica, muy interesante. Ha despertado inquietudes a muchas personas, ha contribuido a que se preocupen más por ello (por la opción preferencial de los pobres).

Está claro que el padre Gustavo no es uno más de esos hombres que ignoran su tiempo. Le preocupa en serio la gente más pobre, aquellos que son víctimas del orden social injusto. Por eso, no nos escandalice que el contenido de su Teología de la Liberación haya calado tanto en el pensamiento y vida cotidiana de quienes creemos que la injusticia, por causar mucha muerte y pobreza, debe ser contrarrestada. En esto compartimos cristianos y no cristianos, religiosos y laicos.

A la pregunta sobre qué se espera de la Teología de la Liberación para el futuro, el padre Gustavo declara: a mí no me importa mucho el futuro de la Teología de la Liberación. Lo que me importa es el futuro de los pobres en este mundo, y del Evangelio en la historia humana. Claro, y después de ello ya viene la Teología de la Liberación... ella no es una teología eterna. Porque bien sabemos que en la historia de la Iglesia ha habido muchas teologías. Nacen, cumplen una función y luego quedan como un recuerdo, como un testimonio... y así se pasa a otra cosa. Pero lo que sí veo –esto es real- es que actualmente la Teología de la Liberación todavía está cumpliendo su función. Ha influido muy claramente en los contenidos del documento de Aparecida, por ejemplo. Viendo los textos de los obispos y los temas que hemos defendido en Teología de la Liberación nos damos cuenta de que hay una afinidad muy grande.

Pero, llegará un día –en la medida que los temas centrales pasen a consensos cristiano- donde esta teología irá perdiendo su aporte. Porque se supone que los temas ya han sido aceptados y resueltos. Ese será el momento en que se haya logrado el objetivo (y por lo mismo, el fin de la Teología de la liberación). Mientras tanto ella sigue viva.

Con todo lo escrito en líneas anteriores, pocos se preguntarán ¿quién es Gustavo Gutiérrez hoy? Le realicé dicha pregunta y me contestó: soy amigo tuyo. Esta expresión viene cargada de alegría y cariño, por supuesto. Quienes lo conocemos sabemos que es un hombre con capacidades excepcionales, quiere a todos, a los jóvenes nos tiene especial afecto. El es un humanista. Gusta dialogar sobre cualquier tema y con todas las persona. Le preocupa los ataques sin fundamento que muchos inventan contra la Iglesia. Dice que lo hacen porque no saben la verdad y porque hay intereses ideológicos y económicos por detrás de todo.

No hay necesidad de decir que es un hombre con espíritu profundo. Su “caminar con y junto al Pueblo de Dios” es un gran testimonio para nosotros (los de ahora). A ejemplo de él debemos hacer presente a Dios en el mundo hoy.

Ver fotos del Padre Gustavo Gutiérrez Merino, en: https://picasaweb.google.com/115037467766672348524/GustavoGutierrezMerino

FOTO: PADRE GUSTAVO GUTIÉRREZ MERINO, junto a sus queridos amigos, los jóvenes y niños.
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Este artículo fue publicado en:
Boletín Estudiantil "Voz Isetiana". Año 7, Nº 18. Enero - Abril, 2010. Sección Reportajes, pp. 17 - 18.
del Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII 

sábado, 27 de marzo de 2010

LA COMUNICACIÓN ES VIDA Y SOCIEDAD

¿Qué onda con los medios de comunicación virtu@l?

Con la aparición de los medios de comunicación virtual, entre ellos los sitios o portales web, los blog, los correos electrónicos, etc., las personas hemos cambiado algunas de nuestras formas de comunicación, pues, el contacto con los demás es rápido, emotivo y las distancias ya no son un impedimento para relacionarnos. En la red podemos formar comunidades virtuales, grupos de amigos, subir fotos, vídeos, artículos, etc. En principio, no son malos estos medios, ni tampoco el usarlos. Pueden serlo en la medida de que atente contra la integridad de la persona o que se empobrezcan las relaciones interpersonales (cara a cara).

Son muchas las personas que hoy utilizan los medios de comunicación virtual, sobre todo los jóvenes. Y los religiosos y las religiosas, ¿qué uso damos a dichos medios?, ¿qué producimos y difundimos a través de ellos? Es bueno constatar que muchas congregaciones e instituciones religiosas ya cuentan con portales web, con blogs, y hacen uso de correos electrónicos, etc. Debe afirmarse entonces, que, tanto en calidad como en cantidad, el uso y producción, por parte de religiosos y religiosas, ha aumentado en un gran porcentaje, sobre todo, a partir de la última década. Esto es bueno, pero ¿será suficiente? Los religiosas y religiosas tenemos que continuar con el desafío de asumir dichos medios. No hay razón para ignorarlos, pues, junto a la radio, a la televisión, a la prensa y otros, son los medios más rápidos y eficaces de la actualidad. A través de ellos podemos evangelizar con eficacia, con calidad, con más apertura; podemos llegar a nuevos públicos: gente que también necesita de Cristo y de nosotros. Por lo mismo, a través de ellos, podemos unirnos cada vez más y mejor con los hermanos y hermanas del mundo entero.

Siempre me alegro, pues soy un amante de la comunicación, cuando un amigo, una amiga, un profesor, una profesora o cuando un familiar me cuenta que ha creado su espacio, su blog o su portal web. Pero más me alegro cuando él o ella son religiosos; entusiasmado voy a visitarlo, lo leo, dejo mis comentarios y estoy convencido que lo que han hecho es algo grandioso.


Si los medios virtuales han aportado significativamente en el desarrollo de las relaciones humanas, en los estudios, en los negocios, en los proyectos científicos, etc., también pueden ser una gran oportunidad para la evangelización. Recordemos que Pablo junto a otros apóstoles y discípulos, supieron dar cabida en su tarea evangelizadora a los medios de su tiempo: cartas y/o discursos públicos. Entonces ¿por qué nosotros no evangelizar con los medios (virtuales, entre otros) de nuestro tiempo?, ¿por qué no salvar a la gente de hoy con los medios de hoy?

Sin embargo, es preciso recordar que el uso incorrecto de estos medios puede causar daño en la vida de las personas: a quienes las usan y a quienes producen contenidos en ellos. Pero el mal uso no debe impedirnos trabajar con ellos, haciendo de ellos un “buen uso”. Los religiosos y religiosas debemos romper las barreras de prejuicios y miedos frente a la comunicación, debemos buscar las formas de llegar pronto y con precisión a la gente que queremos evangelizar. Los contenidos a comunicar y el canal a utilizar deben ser bien discernidos para que sean enriquecedores para los destinatarios de nuestra misión.

Este artículo fue publicado en:
Boletín Estudiantil "Voz Isetiana". Año 6, Nº 17. Setiembre - Diciembre 2009, sección Mirando la Web., p. 24
del Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII

sábado, 20 de marzo de 2010

ÁVATAR, EL GRAN FILM



ÁVATAR es una de las mejores realizaciones cinematográficas de nuestra historia. Recibió varios Oscar en la premiación de este año (2010). Y, sin duda, es un FILM con una realidad enminente: explotación de los recursos naturales a costa del desalojo y muerte de quienes viven en esos lugares.

martes, 2 de marzo de 2010

La espiritualidad del apóstol Pablo

Para entender mejor la espiritualidad del Apóstol, es necesario tener primero un conocimiento más amplio de su vida antes de convertirse a Jesús.

I. EL ANTES DE PABLO DE TARSO: SAULO

2. Experiencia de Dios con Saulo
    2.1 La identidad

Lucas en el libro de los Hechos de los apóstoles lo nombra como “Saulo” (cfr. He 7, 58; 8, 1.3; 9, 1.4.8.11.17.19.22.24.27; 11, 25.30; 12, 25; 13, 1-2.4.7.9; 22, 7.13; 26, 14), y también como “Pablo”, en casi todo el libro, a partir del capítulo trece (cfr. He 13, 9.16.43.45-46.50; 14, 1.3.9.11-12.14.19; 15, 2.12.22.25.35-36.40; 16, 1.3.9.14.; 28, 3.8.15.23.25.30), en estos textos lo llama Pablo, seguramente por respeto al nombre que Jesús le había asignado a Saulo en el momento de su encuentro en el camino a Damasco. El apóstol Pedro en su segunda carta también menciona a Pablo, refiriéndose como hermano de la comunidad a la que dirige su carta (cfr. 2Ped 3, 15).

En sus cartas, el apóstol siempre se presenta como “Pablo” (cfr. Rm 1, 1; 1Cor 1, 1.12-13; 3, 4-5.22; 16, 21; 2Cor 1, 1; 10, 1; Gal 1, 1; 5, 2; Ef 1, 1; 3, 1; Flp 1, 1; Col 1, 1.23; 4, 18; 1Tes 1, 1; 2; 18; 2Tes 1, 1; 3, 17; 1Tim 1, 1; 2Tim 1, 1; Tit 1, 1; Flm 1, 1.9.19), afirma haber sido “circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo” (Flp 3, 5; Rm 11, 1; He 23, 6; 26, 5).

“Los fariseos eran un grupo religioso del pueblo judío, se caracterizaba por su rígido cumplimiento de la Ley, por ser piadosos y estudiosos”[1]. A este grupo pertenecía Saulo y su familia. Saulo era una persona bien preparada. Además, su relación con YHWH (Yahvéh: Dios) era completamente perfecta, la justicia (salvación) de YHWH ya la había alcanzado por su fiel cumplimiento a la Ley -obras-. Y, entonces, si era celoso de la ley, cualquier nueva forma de culto lo consideraba una agresión contra su Dios.

Tras el nacimiento del “Mesías” (Jesús, Cristo o Jesucristo -Hijo y Dios encarnado-), y con la institución de su Iglesia, Saulo empezará la persecución contra ella: “Ustedes han oído hablar de mi actuación anterior, cuando pertenecía a la comunidad judía, y saben con qué furor perseguía a la Iglesia de Dios y trataba de arrasarla” (Gal 1,13), poniendo así en práctica su condición de fariseo. Tan terrible fue su persecución contra la Iglesia de Cristo (cristianos) que los apresaba (encadenaba) e incluso aprobaba la muerte de algunos de sus integrantes (la de Esteban, por ejemplo).

Aunque para muchos conocedores de este tema, la muerte de Esteban no fue un testimonio clave para lo que más adelante llamaremos “conversión”, hay unos que dicen que sí lo fue.

3. Muerte de Esteban, testimonio para Saulo...
En una oportunidad, Esteban acusó a los judíos de ceguera y sordera ante la Palabra de Dios manifiesta en Cristo Jesús. Sin embargo no tuvo éxito, lo mataron a pedradas. Saulo estuvo presente y aprobó tal acontecimiento (cfr. He 6,8–8,3). ¿Qué pasó con Saulo en este momento? No lo sabemos. Pero, estamos seguros que al ver la forma cómo Esteban entregó su vida a Dios, le serviría como testimonio para más tarde comprender el misterio de la gratuidad de Cristo y el acontecimiento de su conversión y vocación[2].

Sabemos que en el fanatismo de fariseo, Pablo perseguía a la gente del “camino”. Al perseguirlos, por supuesto escuchó todas las cuentas de este nuevo grupo de judíos. En cuanto Pablo cogía las ropas de los que mataron a Esteban, él no tiró ninguna piedra. Al fin él heredó el manto de Esteban. El perseguidor se puso con los y las perseguidores (as), también tenía fe en Jesús Cristo[3].

Es una interpretación que puede traer conflictos, por lo que sugerimos se lea y entienda con mucho cuidado.

Por consiguiente, Saulo fue un hombre extraordinario, extremadamente apasionado por YHWH, su celo por él lo llevó a hacer muchas cosas que después, cómo cristiano, lamentó profundamente. Persiguió a los cristianos con el fin de derribarlos, pero no pudo concluir su obra porque Cristo lo derribó primero.
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[1] MURÚA, Marcelo A. (s/f). Vocabulario de la Escuela de Animadores Bíblicos (de la SOBICAIN). SAN PABLO, Lima; p. 17.
[2] Cfr. MONROY CAMPERO, Juan Bosco. Septiembre 2008. Espiritualidad de San Pablo. Sociedad Bíblica Católica Internacional, Lima; pp. 4-5.
[3] DIERINGER, Patricia. San Pablo y la misión. Sociedad Bíblica Católica Internacional, Lima; p. 17.

Artículo escrito por Eduar Ruíz Delgado
Estudiante de Filosofía